Migjorn

Puerto de Cala Figuera (Santanyí) © Tolo Balaguer
Salinas en Colònia de Sant Jordi  © Tolo Balaguer
Cala Pi (Llucmajor) © Tolo Balaguer
Felanitx © Tolo Balaguer
Flamencos en es Salobrar (Ses Salines)  © Tolo Balaguer
Payeses (Campos) © Ajuntament de Campos

Rural y bohemio

Al sur de Mallorca se extiende esta comarca de tierras áridas que se diferencia del resto al ser una de las zonas más secas de la isla. Bohemios pueblos de interior, con sus casas de piedra, contrastan con una costa colmada de encantadores núcleos de pescadores y animadas localidades turísticas. Aquí nos movemos entre la Mallorca rural y bohemia, la actual y la moderna. La capital de esta comarca, tradicional e histórica, es la ciudad de Llucmajor.

La costa combina abruptos acantilados con pequeñas calas de fina arena blanca. No obstante, al sur, se abren extensos arenales de arena blanca,como la popular playa turística de s’Arenal o la famosa playa sin urbanizar de es Trenc.  

Las lluvias en esta parte de la isla son escasas y el paisaje está dominado por bosques de manto bajo con vegetación típica mediterránea, se trata de una tierra fértil. La agricultura y la ganadería han tenido un papel relevante hasta la llegada del turismo de masas. Recorriendo carreteras y caminos, es posible todavía toparse con fincas que aún conservan su actividad. La leche y algunos de los quesos más reconocidos de la isla, se producen en esta zona. 

Las tierras de Migjorn son famosas por su roca arenisca de color característico. Las canteras extraen la piedra de Santanyí, tan codiciada, imprescindible para construir casas al más puro estilo mallorquín. Algunos de los edificios más emblemáticos de la isla, como la Catedral de Mallorca o el Castillo de Bellver, fueron erigidos con esta noble piedra.

Preservar la Mallorca de antaño es una prioridad en esta parte del territorio y varios parques naturales velan por salvaguardar el paisaje original de la especulación turística. El Parque Natural de Mondragó con sus campos de cultivo y calas de aguas turquesas; y el Parque Natural de es Trenc-es Salobrar de Campos, que comprende playas de arena blanca, dunas y humedales e incluso una salinera; son ejemplos de esta conservación. La isla de Cabrera, visible en días claros, es el único parque nacional de las Islas Baleares; la belleza de su fondo marino, sus aguas cristalinas, además de su riqueza patrimonial, merecen una visita.  

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